Actualmente en periodo de exposición pública, el Plan General de Ordenación Urbana de Aracena ha registrado más de 100 alegaciones, algunas procedentes de ecologistas y fundaciones que luchan por una sierra sostenible.
El proyecto bandera del alcalde (tránsfuga de IU al PSOE a cambio de teatros, juzgados, hospital y quien sabe qué favores económicos) lleva aparejada, de nuevo, una apuesta por la segunda residencia a modo de nuevas urbanizaciones totalmente innecesarias, fruto de la demanda de los señoritos sevillanos.
La ciudad, que ya cuenta con un porcentaje de casi el 60% de viviendas cerradas los días laborables por ser segunda residencia, estaba viendo crecer últimamente unas urbanizaciones en su zona occidental. En estas, que han arrebatado terreno a senderos señalizados por la Junta de Andalucía y la dirección del Parque Natural, se levantan chalets independientes para los domingueros urbanitas, y están acabando con la imagen idílica de una ciudad monumental rodeada de huertas y dehesas. Para una de las últimas, la urbanización San Ginés, se está horadando la base de dicho cerro, uno de los más altos de la sierra.
Por si no bastase con estas urbanizaciones aún en construcción para satisfacer la demanda, el PSOE ha incluido otras nuevas para el futuro, que además atentarán contra la zona norte del casco urbano, la que tiene parajes virgenes y de la que arrancan los senderos hacia sus antiguas aldeas.
El Plan Especial del Rebollar permitirá levantar chalets de lujo en plena dehesa y usurpando terreno al Camino Real del Rebollar, sendero de calibre internacional y cañada real.
Todo para satisfacer el capricho, por un lado, de quienes quieren plantar su casa junto a un alcornoque, y de otro, de las promotoras deseosas de llevarse a la sierra de Huelva el desastre especulativo y urbanístico en el que ya han convertido al Aljarafe sevillano.
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