Parece increíble, pero todavía se dan situaciones así.
La policía intervino la pasada semana una remesa de 300 tortuguitas vivas que iban a formar parte del menú de un restaurante chino madrileño.
Lo realmente asqueroso y preocupante no es ya que sean importados animales para engrosar las cartas de los restaurantes, sino que haya gente, supuestamente snob y refinada, que siga pidiendo en los chinos sopas de tortuga o de aleta de tiburón.
Pero vamos...espero que no lleguemos al punto de crueldad de una cadena de restaurantes de Japón, donde han dado una vuelta de tuerca al "sushi" y sirven el pescado crudo, directamente vivo, entero y coleteando sobre una bandeja de madera...y el comensal le va clavando el tenedor y retirando pequeñas porciones de carne mientras el animal agoniza ante sus ojos dando los últimos coletazos y exhalando por sus agallas.
De locos.
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