Me alegro personalmente de la decisión del mafioso político catalán que ocupa el puesto de Ministro de Industria, José Montilla, de reducir las pretensiones eólicas de la Junta de Andalucía.
Es la única cosa que ha hecho bien este llenabolsillos de la política catalanista e intervencionista.
Porque mira...si en Andalucía se hubiese apostado de lleno por las energías renovables en detrimento de las cancerosas, me habría enfadado, pero me alegra ver que le paran los piés a Manuel Chaves y sus amiguitos de Gamesa, encargados de repartirse el pastel de colocar molinos a patadas sin que haya déficit energético en la región, e incluso en sitios donde no sopla ni viento.
Los pelotazos y amiguismos debían pagarse caro, pero nunca ocurre. Y en este caso, al menos, les han parado los piés.
No se puede consentir que llenen las provincias de Cádiz y Huelva de aerogeneradores mientras miran hacia otro lado con la imposición de un puñado de térmicas para vender energía a Marruecos, cuya industria, turismo y economía crecientes la necesitan.
No es de recibo llenar de molinos cientos de crestas de serranías de alto valor biológico en Cádiz mientras se permite que una ciudad de gran movimiento turístico como Arcos vea crecer térmicas en su entorno, o llenar el Andévalo onubense de molinos en todas sus cimas mientras se inaguran dos nuevas térmicas en Huelva.
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