El presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, ha sorprendido a propios y extraños. Lejos de postularse en las ideas de la derecha europea, poco amable con el medio ambiente (recordemos las palabras de Rajoy sobre Al Gore), ha sacado una vena ecologista con ideas que serían un revulsivo para el continente.
El líder francés ha planteado seriamente a la UE penalizar los productos que vengan de países que no respeten el protocolo de Kyoto (como Estados Unidos) y reducirle el IVA a los productos ecológicos. Con estas medidas de presión, al menos se hará daño a las arcas de los países a los que la naturaleza les importa un pimiento.
Resulta cuanto menos curioso este arrebato medioambiental-fiscal de Sarkozy, habida cuenta de que aún sigue proyectando más nucleares para Francia y que ha firmado un acuerdo con Marruecos para levantar centrales en aquel país.
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