A día de hoy, al menos la mitad de hogares del mundo cuenta con un par de cargadores, ya sean de teléfono móvil, de inalámbrico, de videocámara o de cualquier aparato portátil. Y por desgracia, muchísima gente los deja enchufados sin tener el dispositivo recargando.
Cada cargador pierde un tercio de la energía que toma de la línea eléctrica, y esta falta de eficiencia va aumentando cuantas más veces lo usamos.
¿Por qué pierden energía? pues porque son cargadores de bajo coste, dado que las grandes marcas los hacen así para no encarecer el precio final del terminal.
En Estados Unidos, donde cada casa cuenta al menos con entre 5 y 10 cargadores, el consumo de éstos supondrá en 2010 el 30% del gasto energético familiar. Esto es algo preocupante si tenemos en cuenta que muchos de estos cargadores se dejan enchufados día y noche sin necesidad, por lo que estamos no sólo derrochando la energía mundial sino inflando nuestra factura eléctrica y emitiendo más co2 a la atmósfera. Fuentes de la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense señalan que si ahora mismo se reemplazasen todos los cargadores de su país por otros más eficaces, el ahorro en energía y contaminación sería similar a retirar 800.000 coches de la circulación.
La propia Unión Europea recomienda en sus directrices que se busquen cargadores más eficaces, algo de lo que poca gente tiene conocimiento.
China ya impone un cargador universal vía USB para todos los móviles, que en 2007 ya sumaban nada menos que 460 millones de unidades en el país. Y quiere extender su uso a otros dispositivos que requieren de cargador, como mp3, consolas, cámaras de fotos...
En la era electrónica y de desechos industriales, el objetivo primero no debería ser el beneficio a toda costa, sino el ahorro y la compra inteligente.
15 septiembre 2009
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